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Anemia y su relación con la EII

Anemia es un término que se usa para describir un recuento bajo de glóbulos rojos. Hay tres tipos generales diferentes de glóbulos:glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Los glóbulos rojos son la parte de la sangre que transporta oxígeno a todas las partes del cuerpo.

¿Por qué las personas con EII están en riesgo?

Las personas que padecen enfermedad inflamatoria intestinal (EII) corren el riesgo de sufrir anemia.Una de las razones de esto es la mala absorción de vitaminas y minerales que puede ocurrir debido a la inflamación o la diarrea. Si los intestinos no pueden absorber suficiente hierro, folato, vitamina B12 y otros nutrientes, el cuerpo no tendrá lo que necesita para producir más glóbulos rojos.

Otra razón de la anemia en personas que tienen EII es la pérdida de sangre que puede ocurrir con Enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa. Una pérdida continua de sangre, especialmente en cantidades que el cuerpo no puede reponer fácilmente, puede provocar anemia.

La buena noticia es que muchos casos de anemia se pueden tratar con eficacia. Cuando la EII entre en remisión (o lo más cerca posible) y el sangrado disminuya, eso ayudará significativamente con la anemia. Los suplementos de hierro o incluso las infusiones de hierro también se pueden usar para tratar la anemia en algunos casos.

Síntomas

Muchos casos de anemia se consideran leves, pero incluso la anemia leve puede causar síntomas y requieren tratamiento. Las formas más graves son menos comunes, pero pueden provocar una serie de complicaciones, algunas de ellas bastante graves, como daño a órganos o insuficiencia cardíaca. Los síntomas de la anemia incluyen:

  • Fatiga
  • Mareos o aturdimiento
  • Irritabilidad
  • Entumecimiento o frialdad en manos o pies
  • Piel pálida
  • Dificultad para respirar y latidos cardíacos rápidos con un esfuerzo leve
  • Debilidad
  • Dolor en el pecho (esto es raro)

Tipos de anemia

Hay varios tipos diferentes de anemia, que incluyen aplásica, deficiencia de hierro, deficiencia de vitaminas, enfermedad crónica y anemias hemolíticas. El tratamiento utilizado dependerá del tipo de anemia y su causa subyacente. Si la anemia ha llevado al desarrollo de otras complicaciones, es posible que también se necesite tratamiento para esos problemas.

  • Anemia aplásica: Cuando la médula ósea deja de producir nuevas células sanguíneas, se trata de una condición llamada anemia aplásica. La anemia aplásica es bastante rara y puede ser heredada o causada por radiación y quimioterapia, exposición a toxinas, uso de drogas, trastornos autoinmunitarios (como el lupus), infección viral (como la hepatitis), embarazo (extremadamente raro) y enfermedades de la médula ósea (como la leucemia). Los tratamientos incluyen transfusiones de sangre, medicamentos e incluso trasplantes de médula ósea. Debido a los nuevos avances en el tratamiento, ahora hay un buen pronóstico para las personas con este trastorno.
  • Anemia por deficiencia de hierro: La anemia por deficiencia de hierro, el tipo más común de anemia, puede ser causada por la falta de alimentos ricos en hierro, malabsorción de hierro y pérdida de sangre. Este tipo de anemia se puede tratar aumentando la cantidad de alimentos ricos en hierro en la dieta o con suplementos de hierro. Si se pierde sangre a través de una hemorragia interna, también será necesario abordar la causa principal de la hemorragia.
  • Anemias por deficiencia de vitaminas: La mala absorción de ácido fólico y vitamina B12 debido a trastornos intestinales como la EII u otras afecciones, así como no consumir la cantidad suficiente de estas vitaminas a través de la dieta, puede provocar este tipo de anemia. Junto con el hierro, el ácido fólico y la vitamina B12 son necesarios para producir glóbulos rojos. Los tratamientos para este tipo de anemia pueden incluir el reemplazo de las vitaminas que no se absorben, como inyecciones de vitamina B12 y suplementos de ácido fólico.
  • Anemia de enfermedad crónica: Algunas enfermedades pueden interferir con la producción de glóbulos rojos, como el SIDA, el cáncer, las enfermedades hepáticas, las enfermedades inflamatorias crónicas, la insuficiencia renal y la artritis reumatoide. El modo de tratamiento para este tipo de anemia incluye controlar la afección subyacente.
  • Anemias hemolíticas: En este tipo de anemia, la destrucción de los glóbulos rojos ocurre más rápido de lo que se pueden producir nuevos glóbulos rojos. Algunas de las causas incluyen trastornos autoinmunes o medicamentos utilizados para tratar infecciones. Este tipo de anemia puede provocar un agrandamiento del bazo debido a la gran cantidad de glóbulos rojos anormales que se han acumulado en él. Si la causa es un trastorno autoinmune, el tratamiento incluirá medicamentos para inhibir el sistema inmunitario, ya que el sistema inmunitario trabaja horas extra y destruye los glóbulos rojos.

Diagnóstico de anemia

La anemia se diagnostica fácilmente mediante un simple análisis de sangre. A menudo, la anemia aparece muy lentamente y no se nota, ya que se desarrolla durante un largo período de tiempo. Puede tomar algún tiempo tratar la anemia, especialmente si el tratamiento involucra hierro u otros suplementos para estimular al cuerpo a producir más glóbulos rojos. En casos severos de anemia, se pueden usar transfusiones de sangre. Si tiene riesgo de anemia y experimenta los síntomas mencionados anteriormente, hable con su proveedor de atención médica para hacerse la prueba.